Un dia mi padre me dijo que habia quedado para comer con un buen amigo suyo de la infancia. Iban a ir a un restaurante y, como tambien tenia un hijo de mi edad, decidi acompañarlos.
Mientras estabamos esperando a que nos sirvieran la comida surgio el tema de los toros, ya que a ellos les gusta mucho y siempre que pueden van a ver los espectaculos. El amigo de mi padre nos conto que cuando era joven habia estado trabajando en una plaza de toros, limpiado y alisando el alvero; y asi, se ganaba unas monedas para sus caprichos. Habia conocido a muchos toreros famosos, incluso tenia buenas relaciones con alguno de ellos. Despues nos pusimos a debatir sobre si los toros sufren o no.
lunes, 17 de noviembre de 2008
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